sábado, 12 de octubre de 2013

Rosas marchitas.

Eran día y noche las veces en las que Chanyeol pensaba en Sehun. El menor sólo se dedicaba a agradecer cada una de las palabras de aprecio que se atrevía a decirle. “Me gustas”, “Te quiero” ,“No pienso en nadie más que en ti”. Suponía que era sólo por la íntima amistad que tenían, que lo quería como a su hermano pequeño, como a su mejor amigo. El corazón de Chanyeol decía lo contrario. Prefería no decirlo, no entrometerse en la vida de su dongsaeg. Sehun ya tenía a Luhan, a su novio, a la persona a la que amaba, el que impedía a Chanyeol ser feliz por completo. El tiempo pasaba, después de luchar con toda su voluntad, Chanyeol se rindió. Se distanciaba poco a poco. Desapareció. El único recuerdo que Sehun tuvo de su hyung fue un mísero papel en el cuál había escrito: “Te amo Sehunnie, espero poder enamorarte en mi siguiente vida.”

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