lunes, 14 de abril de 2014

No sueñes más. (1/2)

Jongin salía de la ducha solamente con  una toalla agarrada por la cintura, cada mañana era lo mismo y Kyungsoo estaba allí para presenciarlo. Su torso desnudo, las gotas de agua que caían de su cabello hasta sus hombros y ese peculiar olor a fresas de su champú, porque aunque no lo pareciera, al más pequeño de ambos le gustaba ese tipo de cosas. Pero lo que no sabía Jongin era que su compañero de habitación estaba locamente enamorado de él. Que siempre se duchara el moreno primero no era coincidencia, Kyungsoo era listo y le cedía la ducha antes, para después poder observar al menos salir de ella. Todo su cuerpo bien tonificado y digno de un dios griego no era solamente para que el mayor lo mirase centímetro por centímetro, no podía conformarse con eso, le causaba una sobrenatural atracción sexual, tanta que no se veía capaz ni de aguantar su propio cuerpo. Así era como cada noche Kyungsoo esperaba a que Jongin se durmiera y entrara en el sueño de Morfeo para acabar con esa gran frustración. Debajo de las sábanas se encontraba el problema, un gran bulto sobresalía de los pantalones de su pijama, algo que no podía evitar cuando pensaba en el cuerpo del moreno. Necesitaba desahogarse y esa era la única forma factible. Llevó su mano derecha a acariciarse la entrepierna por encima de la fina tela, de vez en cuando mirando de reojo al más alto que, tal y como esperaba, seguía durmiendo. Adentró su mano entre el pantalón y la ropa interior empezando a notar que iba a explotar de excitación en un momento u otro. Sin darse cuenta ya estaba desnudo de cintura para abajo, y su mano no tenía control alguno, agarró su miembro empezando a moverlo con suavidad, separando sus labios para coger aire y cerrando los ojos con fuerza. Deseaba que quién le hiciera gritar de satisfacción fuera Jongin, solamente él, no quería a nadie más. El ritmo del vaivén ya alcanzaba su máxima velocidad. Intentaba no hacer ningún ruido para no despertarlo, pero sin darse cuenta ya estaba jadeando y soltando algún que otro gemido poco audible. Cada ruidito que salía por la boca de Kyungsoo tenía el nombre de Jongin… Cada movimiento sobre su hombría, era por el perfecto cuerpo de Jongin… Cada lágrima derramada por placer era por… “A-ah…” gimió Kyungsoo.


Acababa de llegar al límite manchando su mano y parte de las sábanas, todo por culpa de su compañero. Miró hacia la cama del menor, seguía durmiendo. Como cada noche.